FLORA
Las islas son reservas bien queridas por ciertas especies. Así, el nardo marítimo, una planta más bien mediterránea, ha hallado en la isla de Houat un refugio. Y sobre el delicado narciso de Glénan, que se niega a crecer en ningún otro lugar, hay que decir que debe su supervivencia a la movilización de Bretagne Vivante y del Conservatorio Botánico Nacional de Brest. Existen muchas otras como la bonita yerba azul de las siete sangrías de Finistère. El eringio marítimo o cardo azul prefiere hundir sólidamente sus raíces en la arena y desafiar la fuerza del viento. También se encuentran hasta en las turberas de los Montes de Arrée plantas insectívoras como la drosera. Junto a los acantilados surge la silene y la armeria marítimas o, disimulados en el hueco de una piedra, el hinojo marítimo. Otras flores colonizan los medios más inhóspitos y se atreven a mostrar con orgullo sus delicados colores frente a la rudeza de los elementos.
FAUNA
La fauna, unas veces sedentaria y muchas otras migratoria, que vive en la península Armoricana explora lugares lejanos que llegan a los límites del círculo polar en ciertas especies. Francia, primera región en cuanto a reproducción de aves marinas, es un paraíso para los ornitólogos. Con un poco de discreción, se pueden observar numerosas especies como el cormorán grande, el alcatraz común, los pingüinos pequeños, el frailecillo común, la chova piquirroja y muchos más. Aunque han avistado unas 25 especies de mamíferos marinos en Francia en los últimos veinte años, la mayoría de ellos no se acercan a tierra. Sólo la foca gris, la foca común y el gran delfín se dejan ver en la bahía del Monte Saint-Michel, cerca de la isla de Sein y en el archipiélago de Molène. Las escasas ballenas jorobadas, orcas o cachalotes que se aventuran por estas latitudes no suelen tardar en abandonarlas y seguir su camino hacia otras aguas más propicias. Algunos mamíferos semiacuáticos como la nutria y el castor se adaptan bien a los cursos de agua bretones. En cambio, el visón europeo, amenazado de extinción, halla la competencia de su primo, el visón americano. Unas cincuenta especies de mamíferos terrestres han sido censadas en Francia, entre ellas varias especies de murciélagos protegidos.
La fauna, unas veces sedentaria y muchas otras migratoria, que vive en la península Armoricana explora lugares lejanos que llegan a los límites del círculo polar en ciertas especies. Francia, primera región en cuanto a reproducción de aves marinas, es un paraíso para los ornitólogos. Con un poco de discreción, se pueden observar numerosas especies como el cormorán grande, el alcatraz común, los pingüinos pequeños, el frailecillo común, la chova piquirroja y muchos más. Aunque han avistado unas 25 especies de mamíferos marinos en Francia en los últimos veinte años, la mayoría de ellos no se acercan a tierra. Sólo la foca gris, la foca común y el gran delfín se dejan ver en la bahía del Monte Saint-Michel, cerca de la isla de Sein y en el archipiélago de Molène. Las escasas ballenas jorobadas, orcas o cachalotes que se aventuran por estas latitudes no suelen tardar en abandonarlas y seguir su camino hacia otras aguas más propicias. Algunos mamíferos semiacuáticos como la nutria y el castor se adaptan bien a los cursos de agua bretones. En cambio, el visón europeo, amenazado de extinción, halla la competencia de su primo, el visón americano. Unas cincuenta especies de mamíferos terrestres han sido censadas en Francia, entre ellas varias especies de murciélagos protegidos.
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